"La ciencia se compone de errores que, a su vez, son los pasos hacia la verdad " Julio Verne

lunes, 28 de noviembre de 2011

Abismos y profundidades. Ana Domínguez.

En la década de 1920, el estudio de los lechos marinos progresó cuando el sonar, dispositivo de sondeo con eco, fue modificado para medir las profundidades oceánicas.
La técnica de los sonares de barrido lateral se desarrolló a finales de 1950 a partir de experimentos utilizando la ecosonda inclinada respecto la vertical. Emplean transductores que emiten pulsos de altas frecuencias (10 a 500 kHz) y que están especialmente diseñados para que emitan un haz concentrado de sonido que tienen un ángulo de abertura horizontal de menos de 21 y un ángulo de abertura vertical mayor de 201, y cada impulso de sonido es de muy corta duración (< 1ms). Presenta un sistema de doble canal para conseguir la máxima superficie de fondo cubierta por la línea de navegación. La imagen obtenida viene a ser como la de una fotografía aérea, y representa uno de los mejores sistemas diseñados para obtener una visión de cómo es el fondo marino. La imagen del fondo marino se dibuja en tonos de grises en función de la reflectividad del fondo, y en dos coordenados, rango y distancia, a lo largo de la trayectoria seguida por el barco. La reflectividad es consecuencia directa de la morfología del fondo y orientación de las mismas, así como del tipo de sedimento que conforma la superficie y los primeros centímetros del subfondo. El avance tecnológico ha permitido la construcción conjunta de un sistema de sonar de barrido lateral y de sonda multihaz, lo cual ha favorecido las interpretaciones geológicas, dado que permiten identificar con gran precisión si los cambios en la reflectividad del fondo pueden ser causados por variaciones de relieve o de textura.
En el mapa batimétrico de los océanos destacan las dorsales oceánicas, que son zonas que suelen superar los 1500 km de anchura con elevaciones sobre el fondo marino que oscilan entre 1 y 4 km. Estas zonas están caracterizadas por una importante actividad tectónica que incluye la formación de nueva litosfera oceánica, con una gran actividad ígnea y vulcanismo masivo y la ocurrencia de terremotos de poca profundidad. Las zonas abisales, grandes desprovistas de topografía, ya que en ellas se acumulan una cantidad importante de sedimentos del continente contiguo que sepultan el relieve original del fondo oceánico. Fosas oceánicas son zonas estrechas donde se pueden alcanzar profundidades de hasta 11 km que se localizan en los bordes convergentes en los que hay subducción de litosfera oceánica. Las zonas de subducción son regiones de gran actividad sísmica, muy importante porque están asociadas a la génesis de las fosas oceánicas, de los arcos de islas y de los geosinclinales.
La profundidad del océano varía entre las cuencas, las plataformas, las cordilleras, las dorsales y los volcanes que configuran el fondo oceánico. Con su variedad de rasgos geológicos, el lecho marino se parece a los paisajes continentales.

4 comentarios:

  1. Queda muuuucho por descubrir del fondo oceánico, que pretendamos investigar el espacio sin conocer apenas nuestro planeta...
    ¡Muy completo el trabajo! :)

    ResponderEliminar
  2. Me parece muy interesante. Sabía que era complicado ubicar el fondo oceánico, pero no me imaginaba que fuera tanto. Pero esto me demuestra que no conocemos gran parte de nuestro planeta, lo que significa que todavía nos quedan grandes misterios que descubrir. En nuestras manos está...

    ResponderEliminar
  3. Miguel Angel Roderigo Mir dijo...
    Como hemos visto en temas anteriores los fonde oceánicos son demasiados extensos como para poder estudiarlos y saber tantas cosas de ellos ya que no hay maquinaria(que yo sepa)suficiente para estudiarlos a fondo por ahora en futuro yo pienso que si se podrá..
    muy bien Ana!:)

    ResponderEliminar
  4. Jajaja ojalá en un futuro próximo se pueda. Gracias!! :)

    ResponderEliminar

"Todo lo que una persona puede imaginar, otras podrán hacerlo realidad" Julio Verne